Hay objetos que se convierten en más que simples cosas: son cofres de recuerdos. Una taza heredada, una libreta llena de garabatos, un termo que nos acompañó en viajes… cada uno guarda momentos, personas y emociones que queremos conservar cerca.
Rodearnos de nostalgia es, en realidad, una forma de rodearnos de nosotros mismos. Es traer al presente lo que nos hizo felices y permitir que siga iluminando nuestro día a día.
En Hola Briela creemos que esos objetos cotidianos pueden convertirse en pequeños tesoros, tan únicos como las historias que cuentan.
Cuéntanos ¿Tú también tienes un objeto que atesoras porque guarda una parte de tu historia?